"Un día de invierno, dos puercoespines que sufrían frío, se apretaron uno contra el otro, para darse calor entre sí; pero, desgraciadamente, incómodos por los pinchazos de sus púas, no tardaron en separarse de nuevo los dos. Obligados a juntarse nuevamente en razón del frío persistente, padecieron otra vez el efecto desagradable de los pinchazos. Esta alternativa desagradable de acercamiento y separación duro hasta el momento en que se encontraron a una distancia conveniente, en la que se sintieron al abrigo de todos los males:
ni demasiados pinchados, ni demasiado frío."

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