Días como éstos. Días para extrañar.

Si se que no se puede, si tengo en claro que ya no hay manera, ¿para qué seguir insistiendo? Y no me refiero a mi, me dirijo a la fuerza que me lleva a actuar y a pensar como no debería, como no me conviene, como me hace mal. Me dirijo al sentimiento que me vuelve una estúpida, a lo que no puedo manejar, al mandato que siempre me lleva al mismo lugar. A repetir. A volver. Me refiero al amor, a lo absurdo e incontrolable del amor.
Impotente, gran carente en materia de decisión, casi entregada a lo que siento en el momento, sin juzgar si sirve a lo que sigue. Inmadura por completo al no poder reemplazar un bien momentáneo por una satisfacción duradera, diferida en el tiempo. No puedo, prefiero un momento con vos que morirme del dolor cuando te vas. Y nunca aprendí.
La naturaleza es sabia, dicen. Si fuera así el sentimiento debería morir al no servir a un fin. Sin embargo algo lo mantiene vivo.
Nunca se lo arranca de raíz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy linda nota

Anónimo dijo...

Totalmente