El pelo un poco más corto y una tos de cigarro que me despierta en las noches. Vivo en el mismo lugar, calle Mártires 28 y aún conservo la cama que fermenta tu humedad.
El mismo lunar, en el sitio donde tú ya conoces. Voy al mismo bar, para ver si asesino mis noches y entre una nueva cana y el deseo de encontrarte, se me gasta la vida.
Ya probé con el yoga, el harikrishna y vudú. Ya probé con un brujo, un adivino y un gurú, pero me sigo poniendo viejo, me lo dice cada día el espejo… y tú no apareces por ninguna parte.
Mi trabajo muy bien, hasta me han aceptado como miembro master card, y leo más el lado izquierdo que el derecho en los menús. Me he comprado un auto ya no viajo en autobus.
¡Pero te extraño a rabiar! al extremo de que nuestra cama no la he vuelto a usar, y si me cae una aventura la revuelco en el sofá, por no herir el recuerdo que se anida entre el colchón.
Soy el mismo de ayer, aunque ya no respondo como antes, ¡me tendrías que ver! cuando ya no se encumbra el deseo, y entre charlas de Borges y de García Márquez busco un mejor momento.
Ya probé con el yoga, el harikrishna y vudú. Ya probé con un brujo, un adivino y un gurú, pero me sigo poniendo viejo, me lo dice cada día el espejo…
...y tú no apareces por ninguna parte.”
Ricardo Arjona
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