Y si miraras para atrás, ¿que lograrías ver? ¿que se tornaría descifrable? Por fin, tal vez, podrías entender. Y así todo resultaría estar relacionado. Aquello que no explicabas se sujetaría con vigor de alguna otra cosa, que tenía importancia, que colma de sentido a lo inexplicable, aún hoy. 
Un detalle, una palabra, alguna regla, aquella concepción. Algo que en un determinado momento cobró el peso necesario para atraer sobre sí a lo que iba a continuar. Así tus decisiones fueron precedidas, tienen rastros y dirigen a otro lugar. Siempre para atrás.  

Existe un punto de convergencia entre el hoy y el ayer. Un punto de encuentro que a veces duele.




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