Esos instantes en los que me doy cuenta de la eternidad que somos, esos mismos momentos en los que nos gustaría quedarnos siempre, pero nunca se puede. La vida sigue, la hora corre, y terminamos por desconectarnos como si fuera que lo que viene después importa más, o se siente mejor. Y no, conscientes de que lo que sigue es peor, nos dejamos ir igual. Y así pasa en la vida, todo el tiempo, como si fuéramos estúpidos irrecuperables de terminar lo que mejor nos hace para ir hacia lo que menos queremos. Y cuando por fin estamos bien dormidos ya tenemos que levantarnos. Nunca tuvo sentido. Y sólo es el comienzo de la rutina de todos los días. . .
1 comentario:
Me encanta lo que escribis.. y la verdad tu blog es muy lindo a la vista.. me gusto mucho!
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