Repaso y nervios - primera parte

Etimológicamente filosofía significa "amor a la sabiduría". Esta denominación se la debe al filósofo Pitágoras, quién en un acto de humildez rechazo el ser nombrado "sabio" admitiendo que el se consideraba solamente un amante de la sabiduría. Esta caracterización aún perdura en la actualidad, cuando todavía se considera al sabio a aquel que posee la verdad en contraposición de aquella persona que la busca e intenta ir en camino hasta alcanzarla. No importa a qué distancia se encuentre de ella, lo importante es que no la posee y su búsqueda tiene como fin el deseo del conocimiento en sí mismo, esto significa que el filósofo no filosofa en miras de alguna utilidad. La filosofía no tiene nada por encima, ni al lado. No depende de algo, y se vale por ella misma.
Cabe destacar de igual manera, que el surgimiento de la filosofía tiene lugar en Grecia Antigua donde Tales de Mileto, maestro de Pitágoras, se basa en causas puramente racionales para explicar los acontecimientos. Ésto no ocurría en otros lugares como Egipto o La India, por más de que sea difícil de creer, allí si se encontraban "causas científicas" a los hechos pero no explicaciones puras (como patrimonio del conocimiento puro racional y demostrable).
La ciencia debe ser el conjunto de conocimientos fundamentados, ordenados y coherentes, que se relacionan entre sí. Ésto no se daba en los orientales cuando ellos buscaban explicar, por ejemplo, el surgimiento del río Nilo a expensas del llanto de Isis, o por medio de otros fundamentos míticos, creencias religiosas o leyendas.
Cuando se comenzaron a multiplicar los conocimientos, se originó también la división en ciencias particulares. Así nacieron la matemática, las ciencias naturales, la historia, entre otras. Esta división se produjo en base a una necesidad indiscutible, ya que el campo de conocimiento racional se había expandido increíblemente. Por esta razón, el concepto etimológico no puede seguir siendo útil para definir a la filosofía en esta altura, en la que cualquier científico que llevara a cabo con amor su especialización, bajo este punto de vista, debiera ser llamado "filósofo". Este termino servía para aquel sabio de la antigüedad que dominaba cualquier tipo de conocimiento, pero hoy en día filosofía se refiere al amor por un determinado conocimiento, distinto a cualquier otro. De este modo pasamos a la pregunta que nos preocupa: ¿Qué es la filosofía?.
La filosofía es el conocimiento de las todas cosas 
por sus causas primeras o por sus razones últimas 
a la luz de la razón natural.
Esta definición es la que encuentro más apropiada para definirla, ya que aquí se distinguen su objeto material y su objeto formal. El primero hace referencia a lo que la ciencia estudia, en este caso sería la parte de la afirmación que dice "es el conocimiento de todas las cosas..". En filosofía cuando hablemos de cosas, entes, seres, objetos, vamos a estar refiriéndonos a lo mismo. A la totalidad de la realidad. Todo ese campo abarca la filosofía, por lo que se distingue con otras ciencias que estudian solo una parte de la realidad.
La diferencia fundamental de la filosofía con otras ciencias va a estar dada por el objeto formal, que es la manera en la que va a estudiar a esa realidad. A partir de aquí distinguimos tres tipos de saberes, para explicar mejor de que se trata esta diferencia:

Saber vulgar: es el saber que todos adquirimos por medio de la experiencia. Un ejemplo clásico podría ser el de un pescador que sabe por saber vulgar que al pescar un pez este muere, pero no sabe las causas de esa muerte. De esta manera nos referimos a la característica de saber empírico, relacionada también con la de saber espontáneo, porque se va acumulando sin que nos propongamos deliberadamente a lograrlo, no está sujeto a una previa  organización o a planes anteriores, solamente sucede y nos permite dar una simple opinión del hecho. Es un saber subjetivo, porque vale solamente para el sujeto que evidencia el suceso. Volviendo al ejemplo del pez si nosotros nunca hubíéramos visto a este animal, no nos quedaríamos satisfechos con que otra persona nos cuente su experiencia, necesitaríamos evidenciarla. Por otra parte, este tipo de saber también es particular, porque no nos permite generalizar. Al no saber las causas o al no poder justificar el hecho evidenciado, no podemos asegurar que en cualquier lugar del mundo bajo cualquier circunstancia ocurrirá lo mismo. Solamente estamos sujetos a nuestra experiencia.

Saber científico: se lo diferencia fácilmente del saber vulgar. Es aquel que se basa en las causas, en los fundamentos. Volviendo al ejemplo del pez, por saber científico, la biología explica que los peces tienen otro sistema respiratorio distinto al nuestro, respiran por medio de branquias y se demuestra que fuera del agua estos animales se asfixian. Aquí cambia la situación, al haber explicado con fundamentos un determinado hecho, nos permite afirmar que en cualquier lugar del mundo, independientemente de las circunstancias, los peces morirán si abandonan su hábitat natural, porque este es el medio en el que deben vivir por razones naturales. Esta afirmación constituye un saber objetivo y vale para todo aquel individuo, sin necesidad de que este tenga una experiencia o haya vivido el hecho. Es un saber sistemático, porque requiere de cierta organización, no es espontáneo (cabe destacar que ninguna persona se convierte en bióloga espontáneamente, requiere de cierto estudio o una serie de requisitos que se van cumpliendo de manera previamente propuesta).
La ciencia requiere un método, una manera de hacerlo, un procedimiento para llegar a los resultados. Forma parte de ella la crítica, el estudio o examen de los hechos. No admite una contradicción entre sus hipótesis, ya que seria señal de error y ésto no es admisible en el saber científico.
Aspira a ser un saber universalmente válido, ya que busca las causas verdaderas de las cosas, no las acepta, en cierto modo, como nos son dadas, quiere a los hechos en si mismos.

Saber filosófico: es un saber también interesado en buscar las causas, pero no las más próximas o inmediatas. Este saber busca las causas primeras o las razones últimas de las cosas.
Considerando el hecho de pez como ejemplo, nos encontramos frente a la situación en que tenemos resuelta nuestra primer pregunta: ¿por que mueren los peces?. La biología ya respondió a esta inquietud explicando sus condiciones vitales, ahora bien ¿es suficiente ésta afirmación para contentar a nuestra inteligencia?. ¿Y si no?, ¿y si todavía nuestra razón busca más?. Aquí encuentra su lugar la filosofía, cuestionando acerca de eso que es la vida, acerca de esas condiciones vitales que la biología, como ciencia, da por sentado sin la posibilidad de cuestionar. Esos supuestos que la filosofía derriba, poniendo en duda todas las certezas.
El saber filosófico es más jerárquico, porque traspasa todos los límites y las barraras. Al ser un saber totalizador, que se ocupa de toda la realidad, sin excepción , abarca un campo indeterminado, que le da la posibilidad de cuestionar absolutamente todo sin que nada se le escape (ni siquiera la nada misma).
Es un saber universalísimo y supremo, porque llega hasta las cuestiones supremas del alma y tiene a todo el mundo por competente, a diferencia de la ciencia quién solamente tiene por miembros a aquellas personas especializadas. Para la filosofía, la humanidad no necesita preparación, le basta con ser, con el despertar del hombre, allí es donde nace este saber.
Es también un saber especulativo, ya que el filósofo busca conocer por conocer, le interesa la verdad por la verdad, como fin en si misma, para complacerse en poseerla y no en vistas de un fin práctico. La posesión de la verdad más profunda del ser, lleva al filósofo a poseer el valor humano más alto.

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