BRC 2011

Volvi, estoy en Corrientes. ¿Que puedo decir?. Uno de los mejores viajes que emprendí, uno diferente (totalmente distinto).
Conocí la nieve, supe lo que es el cansancio después de siete noches de boliche seguidas,viví en un clima frío que nunca antes había sentido, supe lo divertido que es volver a las 4.30, 5 de la mañana y esperar a que abra el desayunador, escuchar millones de historias de gente desconocida, cantar desaforadamente, llorar como nunca, correr por el hotel en boxer y musculosa, comer a cualquier horario y morir de sueño en las escursiones, almorzar y cenar a las apuradas para que el tiempo rinda y alcance, comprar muchísimos regalos y no arrepentirse; sentir que el mundo es tuyo, que tenes la libertad en tus manos y que no se compara con nada. Ver, sentir y vivir Bariloche.
Pero por sobre todas las cosas, me di cuenta de que la libertad que tenes allá es la misma que tenes acá. Vos sos vos donde estes, un lugar no cambia tu forma de ser.
Cada vez que alguien se me acercaba en el boliche no entendía su manera de hacer uso de esa libertad que lo movía a intentar algo conmigo, algo de solamente una noche. No entiendo a esa gente que en vez de optar por algo como lo que tengo yo (que va más allá de unas horas en un boliche), elige esto último. No comprendo.
Capaz sea porque estoy tan bien con vos que veo todo de manera distinta y sé divertirme de forma diferente. Tal vez fue porque en cada rincón te veía. Parecía que entrabas y yo corría a abrazarte; te extrañaba muchísimo, como nunca extrañé a nadie.
Sin dudas este viaje me trajo miles de cosas hermosas, pero por sobretodo la certeza de que te quiero de verdad. Te quiero para mi. Y no hay momento, persona o lugar, que pueda cambiar ese sentimiento.

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