Hay cosas que dejaron de importarme, y eso está bueno.
Personas que ya no duelen tanto, actitudes que comencé a entenderlas de otra manera y momentos que dejaron de influir y quedaron en el pasado.
Me entendí en mis problemas, con mis ideas y vueltas. Ya no me importan demasiado determinados temas y me siento desenvuelta. Librada, sin ataduras que me presionaban a quedarme donde estaba. Puedo ver las cosas de otra forma y disfrutar de nuevos paisajes en el camino que queda por delante.
Me saqué las vendas, de ahora en más puedo mirar el vaso por la mitad, estar segura de que lo puedo completar con otras cosas que vendrán. Ya no lo quiero voltear para perder el contenido que llevaba dentro, puedo alegrarme por lo que fue y por lo que va a ser sin necesidad de ahogarme en el vaso que sola llené.

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