Anoche hablaba con Lucas sobre lo anterior; sobre eso que hace mucho me estaba molestado, que necesitaba decírselo a alguien, descargarme un poco, sentirme entendida, escuchada, liberada; que se yo.. me faltaba el momento en el que pudiera hablar con una persona que esté pasando por lo mismo (o no) pero que me entienda, que yo me dé cuenta que esa persona comprende lo que trato de explicarle, que lo vea importante, tal y como yo trato a los temas que me resultan esenciales. Quizás esas conversaciones no deberían ser habladas, porque muchas veces no vamos a encontrarles una solución, no podremos a hallar la forma de terminar con los problemas, capaz incluso quedemos más confundidos, desorientados y enojados, pero lo que vale es el momento. Encontrar el instante para hablar de los temas que nos hacen mal, tratar de explicar lo que muchas veces no podemos entender, dejar atrás la incapacidad de contar nuestros problemas, de encerrarnos en nosotros, de crear un ambiente de soledad sólo con pensar que somos los únicos que pasamos por eso y que nadie más puede sentir lo mismo.
Tenemos que aprender a compartir un poco de lo que somos. De nada sirve cerrarse cuando necesitas abrirte, callar cuando te hace falta hablar. Yo lo comprobé ayer, y en algunas ocasiones anteriores pero no tan claramente como anoche.
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