Este día como cualquiera, miras tu figura en el espejo y te das cuenta de que todo cambió. Fue el correr de los años en que cargaste con vos misma lo que dificultó que lo percibas antes. La rutina puso velo a la mutación de sentidos, de experiencias, de sentimientos.. inclusive de tu propio cuerpo. Todo se modificó, y no lo viste hasta hoy.
Inocencia, ausencia de problemas (o ceguera), escasez de herramientas psicológicas, culturales y biológicas. Un mundo de niña que fue desapareciendo sin previo aviso y te dejó en una nueva situación para la que no estabas preparada. Cualidades que se perdieron y no van a volver. Devino de vos una mujer.
Sin embargo hoy te invade la nostalgia y el querer volver a ese mundo de la niñez, o al menos retroceder unos años hasta sentirte segura. Se trata de un mundo interno conocido, sin peligros e individual. No cabe nadie que no dejes entrar.
Los recuerdos son lejanos y todavía hoy desprenden su brillo. La sonrisa de niña nunca volvió a ser la misma.
Crecer también significó perder.
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