Un anciano está sentado sobre una piedra.
Me animo a preguntar.
-¿En qué dirección, anciano?
-Depende de lo que busques —me contesta sin moverse.
-QUIERO SER FELIZ—le digo.
-Cualquiera de estos caminos te puede llevar en esa dirección.
Me sorprendo:
-Entonces.. ¿da lo mismo?
-No.
-Tú dijiste..
-No. Yo no dije que cualquiera te llevaría; dije que cualquiera puede ser el que te lleve.
-No entiendo.
-Te llevará el que elijas, si eliges correctamente.
-¿Y cuál es el camino correcto?
El anciano se queda en silencio.
Comprendo que no hay respuesta a mi pregunta. Decido cambiarla por otras:
-¿Cómo podré elegir con sabiduría? ¿Qué debo hacer para no equivocarme?
-No preguntes... No preguntes.
Allí están los caminos.
Sé que es una decisión importante. No puedo equivocarme..
El cochero me habla al oído, propone el sendero de la derecha. Los caballos parecen querer tomar el camino de la izquierda. El carruaje tiende a deslizarse hacia el frente..
Todos somos uno y, sin embargo, estamos en problemas.
Un instante después veo cómo, muy despacio, el cochero, el carruaje y los caballos se funden en mí. También el anciano deja de ser y se suma, se agregan los caminos recorridos hasta aquí y cada una de las personas que conocí.
No soy nada de eso, pero lo incluyo todo.
Soy YO la que ahora, completa, debe decidir el camino.
Me tomo un tiempo, simplemente el necesario para tomar esa decisión.
Sin urgencias. No quiero adivinar, quiero elegir.
Y llueve...
¿Debería apurarme?.
No.. más adelante también llueve..
Estoy molesta. Creo que sólo asisto a mi fastidio, como si no fuera mío, como si yo no tuviera nada que ver. De hecho, no tengo nada que ver con la lluvia. Pero es mío el fastidio, es mía la no aceptación, soy yo la que está molesta.
Qué importa si las gotas me mojan un poco, importa el camino.
No importa llegar, importa el camino.
En realidad nada importa, sólo el camino.
Jorge Bucay
Más de una vez un profesor que queremos un montón en el colegio nos dijo: “Hay personas que son felices con muy poco, que nada les impida llegar a lo que quieren. Hagan lo que les guste, que valga la pena para ustedes”.
Hoy tenemos la posibilidad de hacer eso, de elegir por nosotros mismos. No hay un camino que nos lleve a la felicidad. La felicidad es el camino.
¿Mis deseos? Que no nos convirtamos en esas personas que van por la vida dependiendo de otras, creyendo que se vive porque abren los ojos.. y siempre lo mismo, porque no consiguen mirar más allá de lo material. Que no seamos como esa gente de la cuál su vida es una rutina sin sentido; porque dejaron de creer en la alegría de las pequeñas cosas. De levantarse todos los días y agradecer el haber elegido bien, y que el abrazo de una persona a la que acabas de salvar la vida como médico, te reconforte. Y la alegría de haber ganado un juicio justo que, como abogado, lograste. La tranquilidad de saber que como profesor, no solamente dando un programa de contenidos anuales, algo en tus alumnos dejaste. Que como arquitecta, ingeniero, contador, kinesióloga, o como el profesional que seas en la carrera que elijas, des lo mejor de vos porque sentís hacerlo. Lo demás, está de más.
El éxito está esperando por ustedes promoción 2011. Anímense, sean felices y nunca se olviden: tener un título, no es ser alguien en la vida. Ya son hoy, y sin ningún papel, personas INCREÍBLES, que el hacer sea la expresión de su ser. Y así, todo va andar bien.
No importa llegar.. importa el viaje. Gracias por ser compañeros de ruta. Espero nos encontremos al final del camino, que es distinto para todos, pero no deja de ser el mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario