Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar.

Nos cuesta muy poco hablar de los más. De cómo es él, de como actúa ella, de lo que piensa aquel, de lo que hace aquella.
Juzgamos al de al lado como si fuese que nosotros no tenemos defectos, como si fuese que no fallamos, que no podemos equivocarnos. Gastamos nuestro tiempo en hablar de otras personas en vez de fijarnos en qué estamos errando nosotros, qué es lo que dentro de cada uno está tan mal como para dar lugar al hecho juzgar a los demás, de ver en otros nuestras propias fallas.
Criticamos porque hacen algo que creemos que nunca haríamos, porque pensamos que está mal (cómo si fuese la nuestra la única verdad) y nos pasamos lo días pendientes del momento en que otra persona caiga en error para hacerle sentir peor.
Y como la vida es sabia y enseña, te demuestra que vos también podes caer en eso que antes criticaste, juzgarte, de eso que hablaste y ahora formas parte. Intentas explicar a los demás que no es lo mismo, pero en el fondo tenes en claro que todos los insultos usados te volvieron para tu lado y que hoy vos también, bajo ese punto de vista, deberías ser juzgado.
Si viviríamos la vida de una manera distinta y lográramos entender que todos somos humanos y nos equivocamos, sería todo más fácil. Podríamos recuperarnos y aprender más rápidamente de nuestros errores, no viviríamos pendientes de lo que diga el otro y disfrutaríamos más plenamente de nuestra libertad como personas.
Sería vivir de una manera más humana, de una forma más propia.
(Si pudiésemos..)

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