Es cosa mía


Nos pesa tanto la opinión de otros, que algunas veces dejamos de disfrutar por miedo a cómo puede resultar todo, según los demás.
¿Y si no pasa lo que tiene que pasar, porque nos frena lo que piense la gente?.¿Y si nos perdemos de algo que puede significar un progresar, por miedo a la forma en la que otros vayan a hablar?. ¿Por qué nos cuesta tanto avanzar sin importar lo digan los demás?.
Dependemos tanto de otros que a veces nos vemos bloqueados y hasta que alguien no nos diga que hacer para salir de ese estado, no nos movilizamos. Y no es complicado, es decir: convencerte a vos mismo de que sos dueño de TU vida, tomas las decisiones y te responsabilizas por ellas. Si te equívocas aprendes; si no lo haces, todo sigue bien. En ese planteo, en ningún momento intervienen agenos; éstos no tienen derecho a juzgarte, a hablar de vos, a pretender saber qué te pasa, qué queres, porque actuas de manera tal o qué buscas. Todo depende de vos, porque nadie va a entenderte como podes hacerlo vos mismo; porque nadie te conoce tanto y entonces, en el momento en el que te encontras, los demás pasan a estar de más, sobran y hasta a veces, estorban.
Pero nos cuesta, no podemos desprendernos de esa mala manía de tener que explicar todo a todos; y duele cuando otros te descalifican por lo que haces o por lo que no, también. Molesta porque todos nos equivocamos y es injusto juzgarnos, si erramos. Con lo que concluyo, que debería pasar a no importarnos tanto, lo que otros piensen o digan de nosotros.

No hay comentarios: