
La distancia no es eterna. Nada es lo suficientemente inalcanzable para que no nos podamos acercar, de vez en cuando, un poco más. Eso que hoy sentimos cerca, puede alejarse. Pero la distancia solo puede apropiarse de lo nuestro si nosotros le damos lugar a ese hecho.
Porque la distancia somos cada uno. La distancia no es alejarnos; es dejar de sentirnos. Es no saber del otro, permitir que el tiempo nos pase por delante y nos deje atrás, sin poder volver a ocupar el primer lugar. Es darte por vencido cuando todavía podes luchar. Es culpar a la eterna espera sin hacer nada para cambiar la realidad. Es no saber que otra palabra tomar para afirmar que toda la responsabilidad recae por vos, por no tener el valor para jugarte y a la distancia decirle NO.

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