¿Para que mantener algo que ya no podemos contener?, ¿para que forzar lo que ya no se puede remendar?, ¿para que intentar con lo que ya no tiene oportunidad?. Y así seguimos perseverando, es que cuesta mucho dejar lo que preferimos no abandonar.
Porque muchas veces vemos desde dónde queremos, pero no desde dónde nos conviene. En algunas ocaciones no sabemos diferenciar lo que nos hace bien de lo que nos hace mal. Porque pareciera que lo que nos perjudica es lo que nos gusta, lo que b u s c a m o s. Eso que cuesta, lo complicado. Entonces pasamos a ser masoquistas y nos lastimamos. No podemos encontrar la salida al problema, quizás sabemos donde está pero no la queremos tomar. ¿Porque? porque ese escape significa salir de lo que antes nos gustaba pero nos hacía mal. Ese descenlace también es cerrar otras puertas y dejarlas atrás.



No quise retenerlo,
¿de qué hubiera servido deshacer las maletas del olvido?..

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